Después de un naufragio, salen a flote todo tipo de objetos que, con el tiempo, alguien recupera o en su defecto, vuelven a hundirse irremisiblemente en lo más profundo del olvido. Naufragar es fácil, lo difícil es hundirse.
Cuando esa muerte golpea a un amigo nada te puede hacer sonreir. Ahora me siento así, como el dibujo que hice hace tiempo y que te dedico, igual que el texto. Para tí Loren. Siempre te tendremos cerca.
PD: Muchas gracias por tus acertadas valoraciones Xavier.
Xesc, gracias a ti por pedirme opinión. No pensamos descolgar, no queremos saber nada de ese señor. Queremos seguir viviendo, y las olas de la memoria no pararán de batir en nuestro acantilado y el recuerdo romperá su espuma en nuestras playas.
Xexc lo he leído esta mañana y me ha recorrido un ciempiés por los brazos y la cara. No pude contestar en ese momento. Te entiendo muy bien. Un abrazo largo, Xesc.
Gracias por pasar por aquí Yago. No sé cómo lo has encontrado pero me lo puedo imaginar. Y tienes razón, de nada servirá no atender (él no era creyente, de ahí que Dios aparezca en cursiva y minúscula) porque la llamada se produce sí o sí y de nada servirá intentarse cambiar de compañía. Lo dicho. Gracias.
Estos momentos así nos invitan a creer en Él, para encontrarles un sentido. Si de todos modos la fe no nos alumbra, habrá que buscar otra explicación de por qué ocurren estas cosas, o mejor dicho, para qué ocurren. Entretanto, tratemos nosotros de disfrutar la vida y de que los que nos rodean puedan disfrutarla también. No es fácil, pero difícilmente lo conseguiremos si no lo intentamos.
Dejad una botella con un mensaje enrollado dentro. Probablemente a Robinson también le hubiera gustado, aunque hubiera sido para criticarle por esconderse en una isla perdida y abandonar a su familia.
Cuando esa muerte golpea a un amigo nada te puede hacer sonreir. Ahora me siento así, como el dibujo que hice hace tiempo y que te dedico, igual que el texto.
ResponderEliminarPara tí Loren. Siempre te tendremos cerca.
PD: Muchas gracias por tus acertadas valoraciones Xavier.
Encajar los golpes lo mejor que podamos y recordar.
ResponderEliminarEso es lo que nos toca.
Ánimo Xesc.
Xesc, gracias a ti por pedirme opinión.
ResponderEliminarNo pensamos descolgar, no queremos saber nada de ese señor. Queremos seguir viviendo, y las olas de la memoria no pararán de batir en nuestro acantilado y el recuerdo romperá su espuma en nuestras playas.
Un abrazo fuerte, y ánimos...
Gracias de nuevo Xavier.
ResponderEliminarAbrazos
Xexc lo he leído esta mañana y me ha recorrido un ciempiés por los brazos y la cara. No pude contestar en ese momento. Te entiendo muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo largo, Xesc.
Sin palabras.
ResponderEliminarUna abraçada Xesc.
Irremediablemente, de nada sirve no atender a esa llamada. Si no descuelgas, te dejará un mensaje en el contestador...
ResponderEliminarPero la vida sigue para los que siguen, hay que seguir pagando la factura del teléfono.
Enhorabuena por tu bloc, Yago
Por cierto, me ha impactado mucho el dibujo, y el relato también.
ResponderEliminarGracias por pasar por aquí Yago. No sé cómo lo has encontrado pero me lo puedo imaginar.
ResponderEliminarY tienes razón, de nada servirá no atender (él no era creyente, de ahí que Dios aparezca en cursiva y minúscula) porque la llamada se produce sí o sí y de nada servirá intentarse cambiar de compañía.
Lo dicho. Gracias.
Estos momentos así nos invitan a creer en Él, para encontrarles un sentido.
ResponderEliminarSi de todos modos la fe no nos alumbra, habrá que buscar otra explicación de por qué ocurren estas cosas, o mejor dicho, para qué ocurren.
Entretanto, tratemos nosotros de disfrutar la vida y de que los que nos rodean puedan disfrutarla también. No es fácil, pero difícilmente lo conseguiremos si no lo intentamos.
Como alguien dijo: "un paso atras ni para coger carrerilla..."
ResponderEliminarUn abrazo
José Manuel
PD.: Enhorabuena por el blog