En la cafetería, Nacho-Nachete se fija en Lucía-Luci. Lucía es joven y bien proporcionada. Lucía calza una 105 (calcula con las manos, las dos) y viste unos tacones que dan vértigo a Nacho. Nacho desnuda a Lucía con avidez, con hambre vencida en un segundo. Lucía sobrevuela las mesas muy cerca del ventilador de la sala colmeniana. Se enreda un pie en él y se agarra a una lámpara llorona para recuperar el sentido de la verticalidad. Nacho aprovecha para entreabrir sus extremidades y doblando el tallo desgarra su muda media, aún renuente a abandonar el cuerpo de Lucía. Con esa media, Nacho ata a Lucía a una mesa donde un paisano toma un café y lee distraído el Marca. Otro clásico en ciernes. Y Nacho, a lo clásico que anda, desocupa la mesa contigua y tiende con la mirada a Lucía que apoya sus enormes atributos sobre el frío mármol. Chilla. Nacho embiste por detrás-delante, arriba-abajo, uno-dos, dentro-fuera, la dobla, la gira, vacía-llena…
Luego paga su café y vuelve solo al hotel.
En el lecho con Silvia-Silvita, Nacho se ha atrevido a agarrarla del pelo y decirle alguna ordinariez al oído.
Ella le mira sorprendida y detiene la escena en un derrape seco y sordo.
—Nacho, ¿tú tienes otra verdad?
Ante esta situación Nacho tiene algunas alternativas que ha ensayado ante el espejo.
A) Lo niega todo con cara de sorpresa-enojo.
B) Admite algún desliz pero son cosas del pasado y no se han repetido / volverán a repetir
C) Lastimeramente le pide ceda a su deseo de introducir a María-Mary en el juego y formar el trío soñado por él
D) Le confiesa que está casado
Pero Nacho-Nachete improvisa y opta por la E. La que no se puede ensayar. Decide hacer nada, callar. Ella ha sonreído y hace rato que ya ha iniciado el descenso lascivo por el interior de la ladera nevada de las sábanas para alcanzar el telesilla.
La rutina en el arte amatorio es un gran problema no hay mas que leerte. El micro es muy divertido, de ritmo trepidante y muy bien escrito. Verdades como puños dices. Yo creo que la solución está en nuestra imaginación, no encima de la lavadora. Un abrazo.
ResponderEliminarImaginación. Esa es la palabra. En todo, y en esto...más.
EliminarGracias por navegar por este mar
Un texto de lo más vanguardista, y sobre todo, muy valiente y atrevido. Tomo nota de este arte amatorio, por si las moscas.
ResponderEliminarGracias por esos apelativos y por la visita.
EliminarMe los tomo muy en serio y los guardaré como oro en paño.
Y si, la mente es barrote, lima y llave... será que cada uno elige el formato y el rigor de su metamorfosis (Con todo el capricho que encierra ese verbo que nadie elige (Elegir, valga la redundancia));
ResponderEliminarcreo según mi poco recomendable juicio que este micro es antológico. Quizás no por sus formas explosivas, lo que me llama la atención en este caso no es el argumento sino la forma de hilvanar las palabras. Mostrando una luz descomunal.
Es un texto finamente esculpido, sin rebordes o aristas que lastimen las pupilas... excelente, sublime, delicado (en el sentido crudo de la palabra) y me voy porque en cada adjetivo siento que pierdo expresividad.
Saludos maestro.
La mente es un arma muy poderosa. Nuestra jaula y nuestra libertad. Qué interesante eso de barrote, lima y llave.
EliminarLa rutina del trabajo, la rutina del día a día, el sexo convertido en rutina (incluso con la amante, lo cual ya es imperdonable)...
Me alegra que te haya gustado Juan porque me divertí mucho escribiendo la historia de Nacho-Nachete.
Saludos
Toda rutina atenta contra el arte.
ResponderEliminarUn texto impresionante, Xesc, por lo que supone de apuesta -arriesgada- por lo distinto. Un micro que perdurará, sin duda.
Un abrazo.
Me alegrará saber de su camino,Pedro.
EliminarExploraré dónde me puede llevar esta lucha contra la rutina en lo que supone de desgaste y tedio, no de método y constancia.
A este chaval también le tengo cariño. Arriesgué en ello.
Gracias, un abrazo
Buenísimo este original y fantástico relato humorísticoerótico.
ResponderEliminarAbrazos, tres.
Lola, me alegra tu opinión. Me daba mucho miedo entrar en este jardín y entré chiquito.
ResponderEliminarGracias miles, abrazos a montones
Me parece que soy el que está leyendo el Marca. Este le veo divertido, extraño, violento, atrevido. Para mí que has encontrado en la literatura una masa de barro con la que haces cacharos útiles para todos los usos. Eres un alfarero de las letras, No sé que más decir.
ResponderEliminarJajaja. Mis disculpas en nombre de Nacho si te importunó.
ResponderEliminarMe gusta esa idea. Un poco me siento así. Experimentando en formas. Probablemente algún día las que más me gusten las meta en el horno.
Gracias por comentar. Tus botellas son muy bien recibidas en esta playa.
Aparentemente Nachete lucha por vencer la posible rutina, no está nada mal, como apunta Manu veo vanguardia en este planteamiento, ya que lo de calle sería luchar por llegar a la rutina, siempre esquiva, no ya por veinticuatro razones como reza el título, sino por veinticuatro mil.
ResponderEliminarGracias por el relato. Saludos.
Bienvenido Arte Pun
EliminarTienes razón. En general es más fácil dejarse llevar por el conformismo, por la rutina que languidece y marchita, por la comodidad de lo dominado... y sin embargo...
Gracias por la botella con mensaje.