miércoles, 25 de enero de 2012

25 Recuerdos


"En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre el niño que vivia en él y que le hará mucha falta".

Pablo Neruda

***
    La semana pasada encontré el primer clic que me regaló mi padre. Abrí el cajón inferior de la mesa del despacho y estaba allí. Sonreí. Me trajo muy buenos recuerdos. Está un poco deteriorado pero es que han sido muchos años ¿eh?. Lo devolví a su sitio y seguí trabajando.
    El sábado, aprovechando la mañana de asueto quise poner orden y limpiar un poco. Me extrañó que al abrir el mismo cajón encontrara junto al clic, tres airgamboys y una pistola de plástico rota con la que mi hermano y yo matábamos indios en el verano del año del naranjito.
    Me inquieté cuando al salir del estudio, en el salón, perfectamente acomodados en el sofá se encontraban todos los madelman  y los geyperman que cinco años de diversión infantil lograron acumular. Abrí los cajones de la cómoda alarmado y encontré los Juegos Reunidos, veinte pares de naipes completos agrupados con gomas de pollo, y en el lugar de las copas de vino estaban las maquetas de aeromodelismo que creí perdidas y rotas, junto con los botes de pintura que nunca llegué a abrir. En el olvido del almacén encontré todos los álbumes de cromos que entre mi hermano y yo completamos. Y los que no, también, junto con las bolsas de los repes. En el comedor se hacía difícil caminar sin golpearte la cabeza con yoyós suspendidos del techo a modo de lámparas o sin pisar algún que otro Scalextric que circulaba por un improvisado circuito de Mónaco, en perfecta simbiosis con un Ibertren que respetaba la prioridad de los fórmulas, con sus pasos a nivel y todo. Cientos de canicas de todos los colores y tamaños se expandían por el suelo del recibidor amenazando el equilibrio al pisar y en la cama hubiera sido imposible dormir sin retirar antes el futbolín. El vestidor se había convertido, por otra parte, en la zona de la mitomanía y perfectamente ordenadas, se encontraban más de cien camisetas sudadas de otros tantos equipos de fútbol convenientemente firmadas por cracks ya olvidados.
    Al llegar mi esposa del trabajo trajo consigo varias decenas de nancys, barriguitas y otros seres de plástico cuyo nombre desconozco, pero que han acabado por encontrar su sitio en este despropósito. Circunstancialmente en el balcón nos hemos apañado por dos días, pero durante la tarde de domingo se han acumulado cinco bicicletas oxidadas, todas con las ruedas pinchadas. Ya no nos queda mucho espacio libre.
    El lunes empezamos una terapia de shock para borrar recuerdos y hacer sitio. De momento no ha hecho más que agravar el problema. Ahora en el centro de la sala de estar tenemos un agujero negro.


34 comentarios:

  1. Dios míos, esos juguetes con los que aprendimos a vivir. Qué nostalgia me ha dado tu relato. Es un texto precioso, imaginativo y reivindicativo de nuestra infancia perdida. Ahora los niños no juegan, qué lástima, qué pena. Me ha encantado. Un abrazo.

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    1. Mar, siempre tan madrugadora. Tal vez sea porque cuentes con una hora de ventaja pero sea como sea es una maravilla abrir el ordenador y tener ya una botellita con un mensaje dentro.

      Sin duda, somos lo que jugamos (copio y traduzco literalmente el nombre de un blog, somelquejuguem.wordpress.com, que al hilo de lo que comentas me ha venido a la memoria). Al hilo de eso y de lo que comentas, me pregunto cómo se transformarán las futuras generaciones con los juegos actuales. ¿Qué quedará del niño en su carcasa de mayor? Algo seguro. Ya veremos.

      Lo triste puede ser como reza la cita de Neruda (que encontré después, mientras buscaba canicas para acompañar el relato) y que viene al pelo para la historia.

      Abrazos

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  2. Sólo me ha faltado el Exincastillos, pero te lo perdono...
    Me ha gustado mucho esta Ludonostalgia tan bien dibujada.
    Antes de sacarlos fuera, vuelve a jugar con ellos.
    Enhorabuena.

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    1. Jajaja. Faltan más pero por desgracia no han pagado todos para salir en el texto. Los más reacios precisamente esos.

      No sólo es nostalgia. Un día montaremos una guerra de clics, vas a ver cómo disfrutamos...

      Gracias por pasar.

      Nos vemos

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  3. Has hecho bien dejando que los recuerdos se adueñen de tí. Tus juguetes invasores me demuestran que tal y como yo había pensado se están organizando a gran escala, veo los de mis hijos en todas partes, y algunas veces, diría que me han puesto la zancadilla.
    Me ha gustado mucho.

    Saludos.

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    1. Hola Paloma,

      Espero que no sea una conjura de orden cósmico. Yo con las frutillas de plástico del pequeñajo por todo el piso ya tengo bastante.

      Me gustó transportarme cuando lo escribía a un tiempo en el que nos fuimos haciendo lo que somos. Me gusta pensar que siempre seremos un poco esos niños que se expandían más allá de sus límites.

      Espero poder seguir jugando... y creciendo.
      Me alegró leer tu botella.

      Saludos.

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  4. Conforme me iba tropezando con muñecos, canicas y otros juguetes, iba pensando que se trataba de un gran tesoro, que sería estupendo, al igual que en el relato, recobrar todo lo que tuvimos de juego cuando éramos niños. A la niña que llevo dentro no le gustó lo del agujero negro.
    Buenísimo.

    Abrazos infantiles.

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    1. Vaya, Lola, no dejes que se escape esa niña. La necesitarás, como todos.
      Me alegro que no te gustara lo del agujero negro, era eso.

      Para ti un yoyó y un abrazo

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  5. Me gusta mucho cómo crece el poder de los juguetes y la memoria a partir de la primera escena realista. A partir de los yoyós que cuelgan del techo, la propagación mantiene un ritmo excelente, y creo que a la altura de Ibertrén hasta he oído cómo sonaba la locomotora... El agujero negro, un acierto más para un final perfecto.
    Un placer leerte, en formato más largo también.
    Besos

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    1. Susana, me alegro de que esta vorágine, este mar revuelto de recuerdos materializados en juegos infantiles (y no tanto) te haya agradado.
      Se me fue un poco el formato del micro a menos micro pero no reconsideré la opción de recortar más de lo que ya había hecho. Piensa que tuve pinchar decenas de pelotas y meter las mies de piezas del Exincastillo y del puzle en su caja para llegar al portátil y así poder publicarlo.

      Para ti un Ibertrén. Besos

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  6. ¡Te reto! A una partida mis pieles roja de plástico contra tus clics, yo era muy buena en lo de derribarlos con mi cerbatana. O si quieres con los geyperman, aún llegué a disfrutarlos.
    No te voy a decir más, solo agradecerte lo mucho que he disfrutado con tu micro.
    Besitos

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    1. Hola Elysa,

      Me alegro que el brazo vaya mejorando.
      Aceptaría el reto gustoso pero resulta que son precisamente los que se ha llevado el agujero negro. Qué le vamos a hacer. A mi me encantaba repartir en el jardín de la casa del pueblo los piel roja de plástico y desde el balcón con la escopeta de balines... ay, qué recuerdos.
      Gracias a ti por la botella.

      Para ti los clics. Cuídalos, que les tenía mucho cariño. Besos.

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  7. Y con la fuerza de ese agujero negro del final me acordé de los agujeros negros marca Acme, y qué bueno sería que los agujeros negros del alma-memoria-relojes tuviesen el mismo rigor que aquellos que transportaban El Coyote y El Correcaminos,,,

    La historia tiene un desarrollo impecable desde ese desorden posible hasta el surrealismo (claro que sí, siempre posible) que poco a poco va inoculándose en la narración hasta dejarnos en el último párrafo de cara al olvido, casi como un remedio,

    Quizá un micro sobre la memoria pertinaz, que no quiere ser memoria e insiste hacia adelante (como si fuera hacia atrás),,, hermoso homenaje; pese a la distancias culturales, geográficas, generacionales algunos juguetes creo que eran los mismos (o parecidos) de mi época.

    Y los agujeros negros?, eso no tienen patria, tiempo ni dueño.

    Saludos admirados.

    Y por último una duda muy tonta que tengo, ¿Xesc es un nombre propiamente dicho o un apodo, o un nick, o las tres cosas juntas?

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    1. Un placer tenerte por acá, Juan.

      Sí, la memoria tiene eso, es pertinaz y no la gobernamos. Intento recordar detalles pasados, lejanos y me es imposible en las más de las ocasiones. En otras, escenas muy claras, detalles abrumadores me asaltan al grito de persistiremos, no nos iremos por más que quieras borrarnos y no sé bien porqué. En cualquier caso siempre preferiré ahogarme en la memoria proyectándola hacia el futuro pues sería muy triste vivir y darse cuenta al final que no has vivido.
      E incluso pienso ahora en ese agujero negro (u otros) como algo que aparece para comerse lo que fuimos, incluso una enfermedad de la memoria. Triste.

      Xesc es un nombre corto de Francesc (Francisco en catalán). También está aceptado como nombre, igual que Cesc que es como siempre me han llamado en casa, pero en una forma que es más típica de Mallorca (creo no equivocarme). ¿Porqué Xesc? A saber. Empecé a firmar mis cuadros y dibujos como Cesc y alguien me dijo que ya estaba pillado así que lo cambié y Santas Pascuas.

      Para vos el Scalextrix y un abrazo

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    2. Una duda menos; Francisco se llama mi hermano, así que es una combinación de letras muy querida en el frutillar...

      Gracias por tomarte el tiempo de responder tan "seriamente" (no sé si es el adjetivo indicado, pero es el que salió), no hay favor más grande que alguien te de su tiempo.

      Nos vemos, yo quiero manejar el autito rojo,

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  8. En este tiempo en el que casi todo se tira, yo paseo esperanzada cerca de los artilugios de reciclar, con los ojos atentos al mínimo indicio de un desahucio de juguetes. Así he conseguido pequeños tesoros de diversas formas, colores, texturas. Una ranita verde con manchas negras. Una media cabeza de tiburón azul, un papa noel que siempre está tumbado, recipientes de caramenlos hello kitty y otro montón de presentes que seguro alguien acabará recordando. Por si acaso te falta alguno te lo puedo dejar para el salón, pero con la condición de que me sea devuelto. Sería muy difícil y bastante triste que un día la niña que sigue dentro, no estuviera cerca de lo importante.
    Escribes muyyyyy bien, y el relato es de los que hacen sonreir hacia dentro, y seguir sonriendo.

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  9. Hola Antonia,

    Algo habrá que tirar de todas formas. Conserva lo mínimo. El resto en la memoria y el corazón, que en tu caso es muy grande.

    Me gustó tu sonrisa.

    Para ti las canicas. No sé porqué pero te veo arrodillada por el suelo, lastimando rodillas y gritando ¡Chiva!

    Saludos

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  10. Hola Xesc, repito el comentario porque se me ha ido con tus juguetes atravesando un agujero negro al País de Nunca Jamás.

    Un placer leerte en esta modalidad, y ¡qué cosas tienen los juguetes que aparecen cuanto menos te lo esperas!. Voy ahora mismo a apuntarme a una terapia de shock porque el otro día apareció una armónica perdida y además .... tengo una cocinita de Lego que me amenaza con su cazuela. ¡Cosas de niños!.

    Un beso Xesc.

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    1. Uf, lo de la cocinita no tiene remedio. Forma parte de otra realidad y no la gobernamos. Tengo la casa invadida de frutas de plástico, cazuelas de todo tipo y... Qué decir, cosas de niños como dices.

      Muchas gracias Laura. Para ti una bici.

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  11. Aunque tarde, me alegra haber llegado amtu naufragio de recuerdos invasores, Xesc.

    Un relato con trampa evidente para el lector, toda vez que resulta imposible no empatizar con la voz narradora, que nos bate a punto de nieve la memoria de nuestros momentos más tiernos.

    ¡Excelente recurso, y estupendo uso del mismo!

    Un abrazo y enhorabuena por un gran trabajo.

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    1. Un abrazo Pedro. Me alegro de haber batido la memoria de los momentos más tiernos a punto de nieve. Me gusta imaginar a los que lo habéis leído con una leve sonrisa evocando buenos momentos.

      Para ti otra bici, que hay cinco. Saludos

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  12. Creo que ese "me empecé a extrañar" del segundo párrafo adelanta demasiado. Quizás si solo muestra sorpresa por no lo haberlo visto el otro día. No sé. Lo mismo me pasa con "sospeche que...". Creo que su ausencia aumentaría el vértigo en el lector. Pero vamos, que quién soy yo. Me has trasladado a la infancia y la de mis hijos: gracias. El final me gusta sobre todo por lo de borrar recuerdos. Un relato gratificante y bien escrito.

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    1. Bien hecho Ximens. Me gusta que entres al trapo y te agradezco la idea. La verdad es que lo pensé pero me pareció adecuado ya meter al lector junto con el protagonista en lo surrealista de la situación. Luego pensé que tampoco adelantaba gran cosa ya que ahí mismo se generaba la vorágine invasora de recuerdos, a la par con el protagonista que era lo que quería, que el lector empatizara con él y viviera ese despropósito al mismo tiempo. De hecho el punto final es lo que debe dejarnos, junto con el protagonista, realmente perplejos. ¿Queremos borrar recuerdos?
      ¿Realmente se nos comen?
      De todas formas lo del segundo párrafo lo tendré en cuenta.
      Gracias

      ¿Otra bici? Pues, ea. Otra bici para los montes de Toledo. Saludos

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  13. Me gustó mucho el cuento. Uno almacena objetos en su mente, pero lo importante no es el objeto en sí. El juego es lo más importante, como dice Neruda en esa frase tan bella que elegiste.

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    1. Me alegro que te gustara Lucas. De eso se trataba, como tan sabiamente adelanta la cita de Neruda. Tenés razón, el juego es lo importante.

      Gracias por pasar y dejar botella. Recuerdos a Clara (y a Juan) por tan buen trabajo que realizaron a tres manos.

      Para vos el futbolín, que las bicis se han agotado y ya sólo quedan pequeñas.

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  14. Me gusta mucho este estilo surrealista tuyo. Y éste queda con esta patina de nostalgia de lo más original y tierno. Esa casa llena de juguetes-recuerdos-infancia, creo que remueve por dentro algo a quien lo lee. Todos y todas hemos tenido alguno de estos juguetes en esa época en la que pensábamos que lo de ser adulto era un chollo.
    Abrazos, Xesc.

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    1. Por cierto, me flipa tu nueva cabecera.

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    2. Gracias company III. Te lo dije hace tiempo que tenía alguna historia más del personaje aquel. Y alguna otra más hay ya.
      La parte emotiva casa muy bien con ese espíritu niño que guardamos, por eso creo que empatiza tan bien con todos los de una (unas) generaciones de muchachotes ya creciditos que leen la historia.
      El incierto final le da ese punto reflexivo sobre qué hemos hecho con todo aquello y que en cierta manera, de una forma menos surrealista nos dijo Don Pablo.

      Por cierto, muchas gracias por el piropo de la nueva cabecera. Eres el primero que me hace referencia. No sé si es que no gusta o que nadie se dio cuenta (o que qué más da tal vez). A mi me gusta mucho como me quedó. Llevó un buen trabajo.
      Abrazos

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    3. Es que es preciosa, Xesc. Pero en el otro ordena no me di cuenta de que el diseñador eres tú. Qué pasada, company. Pero, y el de la derecha, quién es? Que está, hecho a carboncillo? Es que ahora tiene aun más valor.

      Abrazos sorprendidos.

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    4. No te voy a decir el secreto del creador, ¿no?

      Jaja. Tenía muchas ganas de cambiar la cabecera pero no me acababa de animar. Me parecía demasiado minimalista la anterior y sobretodo, nada tenía que ver con un naufragio.

      No en serio, ya te contaré entre cervezas cuando hablemos de la "simbomba". Habría que retomar el tema antes de que se enfríe (si es que hay consenso y estamos animados todos, claro)

      Salud

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  15. Ai Dios, pues en casa de mi madre tenemos todavía algunos rincones con recuerdos así... Mi madre nos anima a tirarlos y mis hermanos y yo los vamos cambiando de sitio :)


    365 contes
    Terra de llibres

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    1. Hola i benvinguda

      Què difícil es fa oi? Jo encara tinc calaixos plens a casa dels pares que sota amenaça no gosen desfer-se'n de res tot i que... cada cop que hi vaig trobo a faltar alguna cosa.

      Hahaha

      No els maregeu massa.

      Bona iniciativa la dels 365 contes. Llàstima haver-ho descobert tard.

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    2. Jo intento tirar coses però totes no puc jajaja.

      Llàstima sí! Hi ha molta gent q escriviu molt bé... però per sort ja està tancat que m'ha donat una feinada increïble! :)

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Dejad una botella con un mensaje enrollado dentro. Probablemente a Robinson también le hubiera gustado, aunque hubiera sido para criticarle por esconderse en una isla perdida y abandonar a su familia.