Tercer contrapunto de la semana y de momento último. Esta vez le ha tocado sufrirlo a Miguelángel Flores y un micro enorme de esos que sólo le salen a él. Paraíso.
Os dejo el enlace del mismo para leerlo antes y para recomendaros que os deis una vuelta por las eternidades y algún pego.
Gracias Miguelángel
Gracias Miguelángel
Las palabras reverberan en la cabeza como un fado sordo en el oasis difuso de mi recuerdo y pesan oscuras precipitando en un eco comedido y decreciente.
Cuando entro en el patio con las sábanas en el barreño aún tengo la sensación de no haberme levantado de la butaca de la consulta médica.
Canto coplillas para espantar los fantasmas del futuro mientras lavo la ropa. Junto a la pila entornas los ojos contra el verano para mirarme y yo te salpico sin querer con el agua fresca.
Empapada tu carita de tiempo y luz, mientras el patio se puebla de tiestos para verte reír me prometes que me harás una poesía del paraíso.
Yo te abrazo y te beso sonriendo mientras con el delantal enjugo lágrimas furtivas que se camuflan con las salpicaduras de la colada. Algún día me harás un cuento, te digo. Ahora, yo ya me siento en el paraíso.
Gracias otra vez, Xesc. Me encanta la vuelta que das. Ya te dije, cuando lo leí, me pareció como si ella me hablara desde allí, y durante unos instantes me permití creerlo. Gracias, Xesc, por eso. Y por el tiempo que me has dedicado.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Por cierto, me he vuelto a leer la letra pequeña (como en los contratos), y eres grande, pero grande, grande, Xesc. Decirte que me he tenido que quitar ropa del pavo que me ha subido.
ResponderEliminarMe emocionó hasta las lágrimas leer Paraíso. Este contrapunto te aseguro que me ha emocionado de igual manera. El mismo amor narrado desde distinto lado.
ResponderEliminarMuy hermosos.
Besitos
Gallina de piel Miguelángel.
ResponderEliminarGracias.
Como ya te comenté, tantas madres fuertes que a pesar de los infortunios siguieron adelante como si nada, como si los golpes de la vida no hubieran sido otra cosa que una ligera brisa, por sus niños, por nosotros.
Un abrazo y hasta las cervezas ...
Elysa. Me alegra que así lo hiciera.
ResponderEliminarPartiendo de la sensibilidad que transmite Miguelángel la mitad del camino ya está andado.
La otra mitad la hacen los recuerdos y las madres.
Abrazos
Vengo desde el blog de MIguelángel y me quedo-con tu permiso claro- porque tus palabras me lo han pedido. Estupenda réplica.
ResponderEliminarUn saludo desde mi jardín.
http:/unlibroesunjardndebolsillo.blogspot.com
Un dueto fenomenal el que habéis representado Miguel Angel y tú mismo. Los dos puntos de vista recogidos en dos blogs con encanto, tan encantadores como ese patio en el que se recrean los dos personajes. Muy dulce y muy tierno, me ha encantado Xesc. Me quedaré también por aquí para seguir compartiendo palabras.
ResponderEliminarMuchos abrazos.
Bienvenidas Paloma y Laura.
ResponderEliminarGracias por compartir palabras.
Xesc, este contrapunto, tan emotivo y nostálgico complemento de sentimientos que se suman al paraíso de Miguel Ángel, es entrañable.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Correspondo a tu visita y me encuentro con este excelente contrapunto al relato formidable de Miguelángel.
ResponderEliminarMe quedo asomado a tu ventana y señalo el camino desde la mía.
Un saludo.
Hola Fernando
ResponderEliminarEspero que todo bien por el levante. Gracias.
Pedro,
Me alegra ver por aquí la estela de tu barco. Gracias por alumbrar. Bienvenido.
Ese delantal mágico que esconde tantas verdades de la vida y ahora dibuja una estela de poesía en un micro suave y enternecedor.
ResponderEliminarBlogsaludos
Gracias Adivín Serafín por pasar y dejar este poético comentario. La vida es eso, poesía del transitar. De eso, las madres saben mucho.
ResponderEliminarBlogsaludos
Me gusta el bote, allá arriba.
ResponderEliminarMe alegro Arquitextista.
ResponderEliminarPodés quedároslo.
Eso sí, no sé en qué estado se encuentra. No respondo de él.
Yo, bienvenida.