Por la calle Ogino bajaban cada día cientos de niños con sus vestiditos de canesú o sus batitas de rayas. A alguna mente retorcida se le había ocurrido construir al final de la misma la escuela infantil. O tal vez fue que le pusieron el nombre a la calle.
...
Coronando la cuesta, majestuosa, imponente, ominosa, se encontraba la Iglesia (o viceversa).
Xesc, inquietante microrrelato en el que parece que el dolor de la contienda aún está presente. Me ha gustado como has recreado con las palabras el ambiente de la época y el juego del titulo genial.
ResponderEliminarMuy bien.
Un abrazo.
Primero y más importante, darte la bienvenida a este mar revuelto.
EliminarMe alegro de que hayas utilizado la palabra inquietante. Esa era parte de mi intención. Inquietar almas, recuerdos, sentimientos...
Agradecido de tu visita y comentario.
Un abrazo
Y lo peor es que siguen apoyando el método, jajaja
ResponderEliminarMás que inquietante, bochornoso.
Un saludo indio
Mitakuye Oyasin
David,
Eliminarsiguiendo el hilo, después de inquietar no está mal turbar algún que otro responsable
También entra dentro de lo deseado
Un saludo indio
Un micro, Xesc, que es una obra de arte desde el signo del título.
ResponderEliminarEn poco más de cincuenta palabras retratas una realidad histórica que aún no ha cicatrizado y una constante que ya ha cumplimdo más de dos mil años.
Me quito el sombrero ante tanto talento.
Un abrazo,
Uf,
Eliminaryo si me siento ruborizado ahora.
La verdad es que ese juego de espejos que encierra el título y que cerrado con la palabra final me daba mucho juego para dejar dentro de la historia (escena, retrato) una historia y muchas historias o interpretaciones espejo.
Me alegro desmesuradamente de que te haya gustado.
Yo estoy permanentemente descubierto
Abrazos
Un método que hizo que el boom de la natalidad se disparara en aquella época, hasta les daban premios por tener 12 hijos. Estupendo (no el método, el relato).
ResponderEliminarGracias Manu.
EliminarY algunos ya decían que con ocho basta pero...
Saludos
¡Cuantos niños hijos de Ojino! Y la iglesia bendiciendo, como siempre. Me encantó la fotografía muy de mi niñez.
ResponderEliminarAbrazos sin método.
Gracias Lola. Cierto.
EliminarNo te imagino con esa batita desfilando por el patio bajo la atenta mirada de un tal fray Angélico o Agapito o algo parecido.
Sin método, abracémonos
Los caminos que se recorren en silencio para seguir "en el camino"; hermoso juego de palabras abriga (nos recibe) hacia el interior de esta historia... es impresionante la foto ¿viste?, las sombras parece que brillaran de oscuridad.
ResponderEliminarMe encantó, pese a que me faltan varios datos y me sobran algunas barreras culturales; pero si hablamos de "Iglesia" "Madre" "Niños" "Infantil" "Ominosa" "Coronando", creo que estamos muy cercanos a un lenguaje universal.
Y la Iglesia encontraba a los niños... qué enorme sabiduría terminar cualquier historia diciendo "o viceversa", saber que la forma es una de las formas es muy conmovedor de leer.
Un fuerte abrazo hasta Barcelona; y que sigas así, que quiero seguir aprendiendo.
Juan,
EliminarMe sigue fascinando leerte incluso y en especial en los comentarios.
Creo que estás muy cerca de escribir y ahondar en esa historia (o historias) que esconde la escena del micro (no me atrevo a llamarle historia pues no es una historia o relato) con tus interpretaciones.
En esa última reflexión "Y la Iglesia encontraba a los niños...", das en un clavo ardiente y te acercas como nadie a lo que se oculta en esos espejos, en ese círculo final del viceversa que tan hábilmente muestras.
Y todo eso a pesar de los datos que dices te faltan (no lo creo) y algunas barreras culturales (habría que verlo).
Me encantó eso de que las sombras brillen de oscuridad. Tienes razón.
Un fuerte abrazo hasta San Carlos de Bariloche. Y la verdad, soy yo el que aprende del frutillar, perdón, del rey tuerto.
Sabés que el otro día compartí en "Google más" tu texto "Ciclodofagia laboral 3.0" que es sublime y allí recordé que desde ese tiempo te quería mostrar este corto hecho en mi ciudad, estoy seguro que te gustará mucho: http://www.youtube.com/watch?v=cxUuU1jwMgM
Eliminar¿Viste mi increíble velocidad?, tengo un mes de delay, jaja.
Abrazo.
Existe la calle Preservativo?
ResponderEliminarSi la hay espero microrrelato al respecto.
Buena observación la tuya.
No lo sé Antonia.
EliminarSi acaso, esa te la dejo a ti para que nos brindes un micro para la próxima ocasión.
Saludos
Me gusta ese final reposado en el que descansa el culpable.
ResponderEliminarGracias Nel,
Eliminaren todo caso cabe recordar que ... no habrá paz para los malvados.
jaja
Saludos
¡Uff! es como rememorar cierta época muy oscura, gris y triste de la historia de este país. Pone los pelos de punta porque me recuerdan que aún siguen por ahí: coronando la cuesta.
ResponderEliminarMe gustó.
Besitos
Gracias Elysa por estar.
EliminarAhí estaba y ahí estará.
Cuidado con las batas.
Abrazos
No sé. Lo he leído varias veces y me deja muy pensativa.
ResponderEliminarSeguiré reflexionando.
Mientras tanto saludos a rayas
Bueno, otro de los puntos. Inquietar, indignar y reflexionar. Ya veremos dónde nos lleva eso.
EliminarSaludos con rayas pues.
Los niños de Ogino, van de la escuela a la iglesia (y viceversa).
ResponderEliminarGenial y certera imagen, Xesc. Pero yo, como muchos otros, no soy hijo del método, soy del "Tirarse del tren en marcha".
Abrazos.
Jajajaja
ResponderEliminarInteresante concepto Miguelángel.
Me ha gustado y me ha gustado tu resumen.
Un abrazo enorme.
Que pinta, yo también veo la foto un poco inquientante.
ResponderEliminarUn abrazo
Hello Ana.
ResponderEliminar¿Sólo un poco? Jeje
Habrá a quien más y a quien menos, seguro.
Abrazos
Xesc, brutal. Me encantan estos juegos de idas y venidas, donde uno se plantea todo: posición, perspectiva, realidad. El uso de la canción - que se oye de fondo - es magistral. Enhorabuena.
ResponderEliminarAbrazos.
Pd: un placer haberte conocido en persona.
Me alegro de que te haya gustado. Gracias por esas palabras que realmente me animan.
EliminarEstoy de acuerdo contigo en que esos juegos de idas y venidas, las duplicidades y múltiples espejos le dan una carga de profundidad a las historias (o escenas) que por lo breve resultan terriblemente explosivas. Además, el gusto personal y la debilidad por ello también influye y para un maestro en esas técnicas como tú, no me extraña nada que lo hayas sabido apreciar y leer en toda su extensión.
Para mi también fue un placer conocerte el viernes entre amigos. Debo decir sin faltar a la verdad, que cada año que descumples se te ve mejor.
Abrazos
Hola Xesc. me ha encantado el relato. Un método famoso, o ¿fue la calle?
ResponderEliminarFue un placer conocerte en persona. Os agradezco tanto que viniérais.
Una brazo
Elena,
ResponderEliminarBienvenida al mar.
El placer fue mio, tanto por conocerte y descubrir esa alma que has escondido en el libro como por compartir un buen rato entre tanto talento.
Gracias por pasar y comentar.
Un abrazo
Los que tenemos una cierta edad sabemos muy bien de lo que hablas, Xesc. Casi nunca las madres podían decidir. Mejor me callo yo también, malditos castradores. Un micro que concentra muchos años de represión, una bomba. Qué bien escribes, jodio.
ResponderEliminar¡Ah!, por cierto, que te acabo de ver en una foto con Elena y Pedro. Cabeza llena de rizos, como este que hoy cuelgas aquí.
Buenos días Ximens,
ResponderEliminarGracias miles. Nada que decir excepto que me alegro que te haya llegado.
Y sí, una foto que no me hace justicia. En persona gano mucho (jajaja)
Abrazos
Madre mía, lo que se puede decir en cuatro frases sin decir nada. Que arma más potenta la palabra. Un abrazo.
ResponderEliminarQué alegría tu comentario, Mar. Me gusta mucho porque muestra en cierta manera lo que yo venía definiendo como escena. Un nada que esconde mucho de nada.
ResponderEliminarGracias
Un abrazo
Un blog que me debía visitar... ya no.
ResponderEliminarPobres criaturas, en ambos extremos sólo tenían reglas y deberes, impedimentos y reprimendas.
Tal vez sea de otra época, o será porque soy de un país (Brasil) en el que las cosas eran un poco diferentes, pero por suerte no viví ese calvario que muestras.
Muy buen blog, le agradezco a Susana que me haya traído hasta aquí... y me quedo.
Un saludo.
HD
Me alegro de verte por aquí. Bienvenido a nuestro mar revuelto Humberto.
EliminarImagino que, de la misma forma que comentaba Juan, la distancia y en extremo el hecho cultural hacen que algunos sentidos cuesten de apreciar. Sin embargo, el lenguaje de la represión, la dominación, la opresión, la difusión y control de la mente e incluso el abuso son denominadores comunes universales para toda autoridad castradora.
Eso creo que sí que os ha llegado y os agradezco vuestros comentarios.
Un saludo
PD: A Susana le sobra generosidad. Yo también se lo agradezco.