Ilustración de Bellesteros Peña
Durante la baja edad media y hasta la época moderna, la usanza ha perdido continuidad dada la imposibilidad de un ahorcamiento práctico, ya que con el alargamiento de las piernas, los pies de los lugareños se posan en el suelo impidiendo la asfixia efectiva por estrangulamiento del condenado.
Sin embargo, se observa también en los últimos siglos, una lenta pero inexorable tendencia de los algarrobos a crecer y evolucionar, adoptando nuevas formas de lo más variadas. Se da el caso que en reinos no muy distantes —incluso ya en alguno limítrofe— se han catalogado algunos algarrobos como nuevas especies dada su disparidad con el árbol original. Allí ya se les conocen como cedros y en otros lugares como secuoyas.
Genial, Xesc. Sin perder ese sentido del humor tan tuyo. Enhorabuena, Company. Me alegro un güevo.
ResponderEliminarUn abrazo, o dos.
Hay cosas que no se pueden perder... Nunca.
EliminarAbrazos, company III
Me gustó Xesc. Adaptación no sólo de los habitantes de Arvejera sino los algarrobos que se alian con los señores del feudo. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
Me alegra ver tu saludo indio por la playa.
EliminarY me alegra más que te guste, David.
Un abrazo
Un poco cabroncetes estos algarrobos, je je. Muy bueno Xesc. Demostrando además que los poderosos no tienen prisa para hacer "su" justicia.
ResponderEliminarUn abrazo.
La historia no tiene prisa. Es muy joven y despiadada.
EliminarUn abrazo Miguel