sábado, 11 de enero de 2014

80/ Vente pal pueblo, Pepe, o el apocalipsis moderno.

    
Ilustración de Carmen Tower. Plaza de pueblo.

    Un turista ya no se encuentra fácilmente. Un turista es un ser condenado a extinguirse. En la ciudad de Amina ya hace años que no se ven. En la insignificante Villa del Morral muy por el contrario, cuando llega uno, se le acoge con júbilo, se le lava en la fuente de la Plaza Mayor, se le proporciona descanso y se organiza una fiesta en su honor. Para ello es tradición sacrificar un vehículo. Resulta crucial hacer el peregrino a fuego lento si el vehículo no es diesel y sobre todo, enterrar bien todas sus pertenencias para que no dejen de venir.

6 comentarios:

  1. Y si es menester, se le ata a la cucaña junto con el jamón, por si le da hambre, para que no escape.

    Abrazos de trotamundos.

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    1. Madre mía jamón, dice. Si me parece que es lo primero que se extinguirá.

      Abrazos mi Lola.

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  2. Maravillosamente siniestro.
    Este fin de semana en casa, por si acaso.

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    1. Siniestro destino, siniestro presente. Ah, ni en casa estaremos a salvo.

      Gracias Susana. Se te echaba de menos por el pueblo. Besos.

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  3. Buen relato, tan profetico que espanta. Un saludo.

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    1. Gracias por pasar de nuevo, Ana. Prometo no quemar ningún coche si volvéis... De mis vecinos ya no respondo.
      Saludos

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Dejad una botella con un mensaje enrollado dentro. Probablemente a Robinson también le hubiera gustado, aunque hubiera sido para criticarle por esconderse en una isla perdida y abandonar a su familia.